Un mes después. Cambios después.

Hoy es sábado 26 de marzo del 2011. En unas cuantas horas salgo hacia el aeropuerto internacional. Serán unos cuantos meses fuera de mi país.

Quiero que queden mis palabras grabadas antes de dejar mi tierra. Mi tierra, que ha sido testigo del sufrimiento de millones de peruanos, que es testigo del sacrificio que cientos de familias tienen que hacer para poder sobrevivir.

Me gustaría ayudar. Tal vez trabajando en una ONG cuando vuelva. Hace un par de días me presentaron adecuadamente a la Cantora de America y me ha abierto el pecho, los ojos, oidos y poros hacia mi país, mi tierra, mi sudamérica y sus habitantes, donde muchos han dado todo para que el futuro nuestro reciba algo, han dado su vida por oportunidades venideras.

Ahora estoy yendo al continente viejo. Espero empaparme de su cultura, de su historia, de sus tristezas y alegrias, de su alma. Se que aprenderé lecciones que no necesariamente quiera aprender pero que la vida me tiene reservada y que aprenderé otras tantas que ando buscando desde ya.

Hace mucho tiempo no hago algo con estas ganas. Este viaje me encuentra con las ganas reververando, con la sangre hirviendo y el corazón magullado e hinchado de esperanza.

Mi amor lo llevo a flor de piel, lo llevo porque el también debe exponerse a estas nuevas experiencias, divertirse, sufrir, brillar y contrariar. Mi amor también estará presente, con mis ganas y mi voluntad. A este viaje llevo todo de mi, quiero entregar mi todo y si recibo algo lo abrazaré con mesura, con dulzura, con serenidad y con futuro.